El 18 de septiembre, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó Ereván, la capital de la República de Armenia, pocos días después de una provocación militar armenia a gran escala en las fronteras de Azerbaiyán y Armenia que resultó la muerte de más de 200 soldados de ambos bandos.
Es la funcionaria de más alto rango de los EE. UU. que visitó Armenia desde su independencia en 1991.
Nancy Pelosi afirmó que su visita debe ser percibida como un “esfuerzo para apoyar los derechos humanos y la dignidad de todas las personas”.
Sin embargo, sus declaraciones antes de la
visita muestran que el objetivo principal era mostrar su apoyo a Armenia.
En este sentido, cabe destacar que, Nancy
Pelosi es conocida como una política pro-armenia, y la presencia de miembros
pro-armenios del Congreso de los EE. UU en su delegación, debe entenderse como
un paso político para lograr el apoyo de la diáspora armenia antes de las
elecciones intermedias que se llevarán a cabo dentro de dos meses en Estados
Unidos.
Sin embargo, su declaración sobre el tema es
infundada e injusta y no se corresponde con el Principio de Justicia.
Cabe señalar que desde la Declaración
Trilateral del 10 de noviembre de 2020, Azerbaiyán ha expresado su interés en
cada ocasión por el establecimiento de una paz duradera entre los dos estados.
Sin embargo, Armenia saboteó las negociaciones
de paz a cada paso, y el último enfrentamiento entre los dos estados fue el
resultado de la provocativa política armenia con respecto al tema, que no está
dispuesta a llegar a una conclusión para firmar un tratado de paz con
Azerbaiyán.
Es por eso que toda la responsabilidad del
reciente enfrentamiento recae en el liderazgo político-militar de Armenia, y
como parte defensora, Azerbaiyán tiene derecho a la autodefensa de acuerdo con
el derecho internacional consagrado en el artículo 51 de la Carta de la ONU para
proteger sus fronteras estatales y la soberanía sobre sus territorios
reconocidos internacionalmente.
En este contexto, se podría concluir que la
visita de Nancy Pelosi a Ereván y mostrar su apoyo a Armenia mientras acusa a
Azerbaiyán no es más que un intento desesperado de conseguir el apoyo del lobby
armenio en vísperas de las elecciones intermedias.
Sin embargo, debe recordar que Azerbaiyán fue
un aliado de los EE. UU. en su 'guerra contra el terrorismo' y las Unidades del
Ejército de Azerbaiyán participaron en las operaciones de mantenimiento de la
paz de la OTAN en Kosovo, Afganistán e Irak.
De hecho, EE.UU. era un estado-mediador dentro
del hundido en el olvido Grupo de Minsk de la OSCE, cuyo objetivo era resolver
el antiguo conflicto de Nagorno-Karabaj a través del diálogo político.
No hay duda de que este tipo de declaraciones
del representante del gobierno de los EE. UU. socavan su papel en el proceso
posterior de la agenda del posconflicto.
Por lo tanto, el representante del gobierno de EE. UU. debería pensarlo dos veces mientras apoya a Armenia, el principal aliado y vasallo histórico de Rusia en el Cáucaso Sur, y proclamando cualquier acusación contra Azerbaiyán, el aliado estratégico de EE. UU en áreas tan cruciales como coalición antiterrorista y seguridad energética.
Finalmente, surgen unas preguntas razonables sobre ¿Dónde ha estado Nancy Pelosi, “heralda de la justicia y los derechos humanos” durante casi tres décadas, mientras que los territorios internacionalmente reconocidos de Azerbaiyán estaban bajo la ocupación armenia?
¿ Dónde ha estado Nancy Pelosi cuando la misma
Armenia cometió crímenes de guerra y el genocidio de Joyalí ? ¿ Dónde ha estado
Nancy Pelosi cuando fueron cometidos los crímenes de lesa humanidad, crímenes
contra la población civil de Azerbaiyán en violación flagrante y grosera del
derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos
humanos?